En un viaje reciente a Sevilla, mi amigo Manel me prestó un libro del filósofo coreano Byung-Chul Han: La desaparición de los rituales. El libro habla de los rituales de toda la vida (las fiestas, las comidas familiares, las celebraciones religiosas…) y de cómo el estilo de vida actual los reduce, elimina o los hace prescindibles. Muy recomendable ya que quieras o no, al leerlo, ves reflejados tus cambios personales en los últimos años.
Con estas reflexiones de fondo estaba leyendo la nueva guía de alimentación del Gobierno USA, US Dietary Guidelines 2020-2025 (otro tocho, si se me permite) y, ¡oh, sorpresa!, por primera vez incluye la recomendación de procurar tener más comidas en familia/grupo como hábito de alimentación saludable. Esta coincidencia en dos libros tan dispares nos ha dado que pensar y hemos decidido hablar de la importancia de los pequeños rituales diarios de alimentación.
Lo hacemos con una invitación a hacer esta Crostata de Calabaza y Salvia, una torta salata italiana que eleva la calabaza asada a su máximo esplendor. Una receta ideal para hacer a cuatro manos, con ayuda de los niños de la casa o con quién os apetezca pasar un rato de conversación y diversión. Si dudabas sobre si te gusta o no la calabaza, esta crostata te hará cambiar de opinión.
Al igual que en Estados Unidos, en España la frecuencia de las comidas en grupo/en familia sigue descendiendo. Las comidas de grupo están siendo desplazadas por las comidas “en solitario”: comer solo delante del ordenador, en el coche o mientras vemos la televisión, escuchamos música o nos entretenemos con el teléfono móvil. Numerosos estudios señalan los efectos negativos del hábito de comer en solitario.
Hay dos grandes razones que explican este efecto negativo. La primera es acostumbrarse a comer alimentos poco o nada saludables por una cuestión práctica. La segunda es ir aislándose socialmente, en una pérdida progresiva del sentido de comunidad. Como dice el amigo Byung-Chul Han, a largo plazo, la pérdida de los rituales lleva a la desorientación del individuo.
Como la respuesta a este tipo de mensajes es ¡Es que estoy muy ocupada/o! en muchos países ya existen campañas específicas para promover las comidas en grupo/familia. La más famosa es The Family Dinner Project, una iniciativa del entorno de la Universidad de Harvard realizada en abierto y que sugiere recetas, guías de planificación, temas de conversación y herramientas para aumentar las comidas de grupo. La fundación española, The Family Watch propone una serie de pautas y acciones clave en su guía Comer en Familia: hacer de la rutina salud, un excelente informe con consejos prácticos y estrategias para desarrollar hábitos de alimentación saludable en el entorno familiar.
Una de las recomendaciones en todas estas iniciativas es la de invitar a cocinar juntos, a preparar los ingredientes, hablar sobre lo que comemos, cocinar y pasar un rato de diversión en torno a la comida. Nuestra receta de crostata de calabaza y salvia es un ideal para disfrutar en la cocina. El paso uno es preparar los ingredientes (la calabaza y la masa -si se decide hacerla en casa). El paso dos es montar la torta (como en la foto, lista para ir al horno). El paso tres es hornear y el paso cuatro es… ¡a comer!
El resultado es una torta crujiente con su relleno muy goloso de calabaza y ricotta y acentos de hierbas frescas. Un guiño mediterráneo al otoño, a la calabaza y a los horneados caseros. ¿El truco de este plato? La salvia, que refresca y aporta su licor vegetal a la torta. ¿O será el trabajo a varias manos lo que lo hace tan irresistible? Como diría Byung-Chul Han, ¡menos likes y más darle al cuchillo de cocina!
- 1 rollo de masa de hojaldre o de pasta brisa si la hacemos en casa (ver abajo)
- 600 gr de calabaza cacahuete (con la piel)
- 250 gramos de requesón (ricotta) de cabra/oveja
- 200 gr de queso de oveja tierno cortado a dados
- 1 ramita de romero fresco (o una cucharada seco)
- 1 ramita de Salvia fresca con unas 10 hojas
- Aceite de oliva virgen extra
- Sal marina
- Pimienta negra
- Para la Pasta Brisa (opcional)
- 200 gr de harina
- 80 gr de aceite de oliva virgen extra
- 70 gr de agua fría
- Una pizca de sal marina
- Lava bien la calabaza (vamos a usar la piel)
- Corta la calabaza en medias lunas de 1 cm de grosor y sazónalas con aceite de oliva, sal, pimienta y romero.
- Colócalas sobre papel de hornear en una fuente y hornea a 180 C unos 25-30 minutos.
- Mientras, puedes hacer la pasta brisa (opcional)
- Comprueba que está asada la calabaza pinchando con un tenedor, retira del horno y reserva.
- En un molde de 22-24 cm de diámetro coloca el papel vegetal, impregna con un poco de aceite de oliva y extiende la masa de hojaldre o la pasta brisa.
- Extiende el requesón uniformemente sobre el fondo y coloca las medialunas de calabaza como en la foto.
- Rellena los huecos entre la calabaza con los dados de queso tierno y distribuye las hojas de salvia por la superficie.
- Dobla el exceso de masa hacia dentro creando un borde uniforme
- Hornea a 200 C durante 25-30 min. dependiendo del molde que utilices.
- Para la pasta brisa
- En un procesador, mezcla la harina con el aceite y la sal hasta que quede sin grumos (2-3 min). Añade el agua y procesa hasta obtener la masa homogénea (2-3 min).
- Trabaja ligeramente la masa en una superficie plana y lisa hasta obtener una bola de masa compacta.
- Cúbrela con papel film y refrigera durante 30 min. antes de extenderla.
- Extiende un papel de hornear, coloca la bola de masa en el centro y extiéndela con rodillo hasta tener un disco de unos 30 cm de diámetro.
- Coloca el papel con la masa extendida en el molde. Ya está listo para rellenar.
David Manuel-Navarrete says
Byung-Chul Han, mi filósofo contemporáneo favorito! Muy recommendable devorar sus libros junto a esta fabulosa crostata. Las ideas de Han son muy bien recibidas por mis estudiantes de sosteniblidad, aunque no acaban de cuajar con mis colegas profesores, quizás hay que esperar al relevo generacional… lo esperaremos comiendo en grupo, de acuerdo a las directrices del tío Joe.
Javi says
¡Claro, David!Las ideas de Byung-Chul Han nos dicen que nos estamos cargando la civilización tal y como la conocemos y esto es algo difícil de encajar para mucha gente. De cualquier forma, su reflexión sobre la importancia de los rituales es muy lúcida y sí, nos habla de retomar la vida en comunidad… no solo en comilonas… ; )