Oye, vosotros ¿sois veganos? Es una pregunta que nos hacen bastante a menudo. Veganos, vegetarianos, flexitarianos… para nosotros no es la manera de verlo. Se trata más bien de plantearse qué decisiones diarias adoptamos en materia de comida. Con nuestras decisiones sobre lo que comemos estamos apoyando a un tipo de productores de alimentos o a otros, a un modelo o a otro. Nosotros, en esta web hemos publicado 19 recetas veganas (y no somos veganos).
En este 2018 es más que obvio que comer carne indiscriminadamente es un error. Cada vez más nos encontramos con personas sensibles a la degradación en que ha caído la industria cárnica y no quieren formar parte de un sistema brutal de producción de alimentos. Esas personas somos nosotros, los veganos, los vegetarianos o simplemente, personas que conscientemente estamos reduciendo el consumo de productos de origen animal semanalmente y aprendiendo a cocinar y alimentarnos más con vegetales.
A algunos les parece que esto de la crueldad de la industria alimentaria con los animales es algo nuevo, otra moda. ¿Quizá porque se van multiplicando los documentales sobre el tema? En 1999 el escritor sudafricano J. M. Coetzee publicó Las vidas de los animales. Un texto de ficción donde su protagonista, la novelista Elizabeth Costello da una conferencia en la Universidad de Appleton. En la charla, establece un paralelismo entre las granjas industriales de producción de carne animal y los campos de exterminio de personas de la Segunda Guerra Mundial. Para ella, tan reprobable es exterminar a otras personas por considerarlas de razas inferiores como criar, alimentar y matar a los animales para utilizarlos como carne. La polémica está servida y los debates siguen hasta nuestros días.
Los quotidians leímos el libro el año pasado y nos quedamos tan impresionados que hemos decidido hacer un homenaje a J. M. Coetzee, con una receta con su nombre y una entrada dedicadas al premio Nobel de literatura 2003.
La ensalada Coetzee es una ensalada mediterránea muy sencilla, elegante y alegre. A una base de garbanzos le añadimos texturas y colores gracias a la granada y a los dados de aguacate. La acabamos con una vinagreta de limón y, si queremos sofisticarla, un picadillo de hojas de menta fresca (aunque no lo necesita). El resultado es un plato vibrante de colores vivos y textura crujiente, de sabores frescos y amables. Granada, limón, aguacate. De nuevo, la brisa del Mediterráneo en nuestro plato.
- 400 gr. garbanzos cocidos
- Una granada limpia y desgranada
- Un aguacate variedad Fuerte cortado a dados de 1 cm. (o dos de la variedad Hass)
- 1 limón
- aceite de oliva AOVE
- 1 cucharada de azúcar panela, sirope de arce u otro edulcorante de tu elección.
- pimienta
- sal
- Para la base
- En un bol grande combinar los garbanzos bien escurridos con los dados de aguacate y los granos de granada.
- Para la vinagreta
- En un frasco con tapa, mezclar 2 cucharadas de zumo de limón, 5 de aceite, una cucharada de azúcar o sirope, media cucharadita de la ralladura de piel de limón, media cucharadita de sal y pimienta al gusto.
- Cerrar la tapa y agitar hasta que la vinagreta quede sedosa.
- Incorporar a la ensalada y mezclar bien.
- Rectificar con sal y pimienta
- Decorar con rodajas de limón.
El aguacate debe estar en su punto de maduración. Ni demasiado verde ni demasiado maduro. Los cubos de 1 cm. no deben deshacerse al incorporarlos a la ensalada y mezclar.
Opcionalmente añade unas hojas de menta fresca picadas, realzará la frescura de la ensalada.
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