Comenzamos una nueva temporada de The Quotidian Cook con dos recomendaciones, una culinaria (cocinar con membrillos) y otra literaria, la novela La Vegetariana de la flamante Premio Nobel de Literatura Han Kang.
La Vegetariana no es un libro en defensa del vegetarianismo. Su protagonista, Yeong-hye, es una mujer que decide dejar de comer productos de origen animal a partir de un sueño perturbador. Su decisión inicia un proceso de transformación radical en el que deberá enfrentarse a un entorno familiar y social agresivo y que en ningún momento deja lugar a la discrepancia. La Vegetariana es un relato que explora el poder de las decisiones personales y sus consecuencias.
Es fascinante ver el detalle de las reacciones de su entorno social ante la decisión de dejar de comer carne. La reacción del marido es yo, yo y yo. Familia, amigos e instituciones la van a considerar transtornada o enferma. En la comida familiar organizada para intentar convencerla de su error, el padre de Yeong-hye intenta hacer que coma carne a la fuerza (metiéndole un trozo en la boca).
El relato es una fábula de lo que sucede cuando una mujer desafía a las convenciones culturales (una buena comida es con carne) e ilustra muy bien las reacciones de las personas omnívoras frente a los que adoptan decisiones personales de carácter ético o simplemente anticonvencional.
Nada mejor que un plato de cuchara vegetal y coronado con membrillos dorados para acompañar la lectura de La Vegetariana. No nos cansamos de recomendar los membrillos en los guisos, estofados y platos de legumbres (Garbanzos con Membrillos). Su textura suave y su sabor ácido y dulce a la vez complementan de forma deliciosa la potencia de los guisos de invierno. El membrillo es un fruto mítico y solo lo tenemos durante los meses fríos del año.
En nuestras Alubias blancas con membrillos los añadimos a un guiso cremoso de alubias que parte de un sofrito al gusto del norte italiano con apio, cebolla y zanahoria. Una picada de romero y avellanas le da profundidad y los membrillos, alegría. El resultado es un plato de cuchara cremoso, fresco y aromático. El romero nos lleva al Mediterráneo, los membrillos al Jardín de las Hespérides.
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