Hace unos días el restaurante ecológico Brío en Tarifa me pidió hacer un showcooking de aperitivos saludables. Además, los elaboramos con ingredientes locales, de comercio justo y con técnicas de cocina RAW (crudivegana) para hablar sobre la importancia de comer alimentos vivos. Preparé varios patés vegetales que luego os voy a detallar (y dar las recetas, je, je) y entre ellos, este Paté de Zanahoria y Cúrcuma, un snack fresco y vibrante de preparación sencilla y resultado impactante.
Una de las participantes preguntó si los patés vegetales que venden en los supermercados son también saludables y que, vamos, si nos podíamos ahorrar el trabajo y comprarlos ya hechos. Y sí, es cierto que hay una gran variedad de patés vegetales pero ¡ay!, cuidado, que la mayoría son alimentos ultraprocesados. Las ventajas de hacer nuestros propios patés son bastantes:
- Son más baratos.
- Dificultad de preparación igual a cero.
- Controlamos los ingredientes que les ponemos: ecológicos, sin gluten, sin grasas, lo que queramos.
- Son frescos y vivos, contrariamente a los comprados que están pasteurizados y por tanto sin propiedades probióticas y enzimáticas.
- No contienen aditivos, espesantes, conservantes, etc.
Para que os animéis a hacer vuestros propios patés os vamos a dar nuestras recetas favoritas empezando por una receta estrella, cómo no, nuestro Paté de Campaña RAW. Seguimos con patés de dos de nuestros chefs más queridos, el excepcional Paté de Sardinas de Mireia Anglada y el Paté de Remolacha del maestro del RAW, Javier Medvedovsky. Y acabamos con la más sencilla, la Olivada de Aceitunas Negras, un clásico del Mediterráneo.
Para este Paté de zanahorias, os recomendamos combinarlo (como en la foto) con una Ensalada de Zanahorias Marroquí (cebolla, zanahoria, cilantro, aceite, comino y zumo de limón). El contraste crujiente de la ensalada con la cremosidad del paté es fabuloso. Sabores todos ellos muy mediterráneos, como esta web, ¿verdad? El sabor de zanahorias cremosas gracias al Tahini, el perfume de la piel de naranja y los golpes de sabor del cilantro y el limón lo convierten en un aperitivo ideal para los primeros días que salimos a sentir el sol en nuestra piel.
- 1 taza/140 gr de semillas de girasol
- 1 taza/ 130 gr de zanahorias peladas y troceadas
- 1 cucharadita de cúrcuma fresca pelada y rallada
- 1 cucharada de jengibre picado
- ¼ taza de semillas de sésamo
- 3 cucharadas de tahini crudo
- 1 cucharada de shiro miso sin pasteurizar
- 2 cucharadas de zumo de limón
- 1 cucharada de zumo de naranja
- 3 cucharadas de levadura nutricional
- 1 cucharadita de sal marina
- ½ cucharadita de pimienta negra molida
- Remojar las semillas de girasol en 3 tazas de agua mineral durante 3-4 horas. Escurrir y enjuagar.
- Colocar las semillas enjuagadas en una bandeja y dejar secar bien.
- En un procesador de alimentos, picar finamente el jengibre y la zanahoria.
- Añadir las semillas de girasol y de sésamo y procesar hasta obtener una pasta lo más fina posible.
- Añadir tahini, miso, zumos de limón y naranja, sal y pimienta y procesar hasta obtener una pasta suave.
- Añadir la levadura nutricional y la cúrcuma e incorporar hasta que estén bien mezcladas.
- Probar y corregir de sal si es necesario.
- Colocar en una terrina paté o molde.
- Decorar con ralladura de naranja y refrigerar para que se asiente.
- Opcional: decorar con hojas de cilantro fresco y unas gotas de AOVE.
Es esencial secar bien las semillas antes de procesarlas. De lo contrario se puede obtener una textura aguada, demasiado líquida.
Dependiendo de la potencia del procesador de alimentos pasa la pasta a un bol y continúa con una batidora de mano hasta lograr la consistencia deseada.
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